13:1 Cuando él salía del templo, uno de sus discípulos dijo: --Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
13:2 Y Jesús le dijo: --¿Veis estos grandes edificios? Aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
13:3 Estando él sentado en el monte de los Olivos frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban aparte:
13:4 --Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas estén por cumplirse?
13:5 Jesús comenzó a decirles: --Mirad que nadie os engañe.
13:6 Muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy", y engañarán a muchos.
13:7 Pero cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis. Es necesario que así suceda, pero todavía no es el fin.
13:8 Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos por todas partes. Habrá hambres. Éstos son principio de dolores.
13:9 Pero vosotros, mirad por vosotros mismos. Porque os entregarán en los concilios, y seréis azotados en las sinagogas. Por mi causa seréis llevados delante de gobernadores y de reyes, para testimonio a ellos.
13:10 Es necesario que primero el evangelio sea predicado a todas las naciones.
13:11 Cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis por lo que hayáis de decir. Más bien, hablad lo que os sea dado en aquella hora; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
13:12 El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir.
13:13 Y seréis aborrecidos de todos, por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
13:14 Pero cuando veáis que la abominación desoladora se ha establecido donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
13:15 El que esté en la azotea no descienda ni entre para sacar algo de su casa,
13:16 y el que esté en el campo no vuelva atrás para tomar su manto.
13:17 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquellos días!
13:18 Orad, pues, que no acontezca en invierno.
13:19 Porque aquellos días serán de tribulación como nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta ahora, ni habrá jamás.
13:20 Si el Señor no hubiese acortado aquellos días, no se salvaría nadie; pero por causa de los escogidos que él eligió, él ha acortado aquellos días.
13:21 Entonces, si alguien os dice: "He aquí, aquí está el Cristo", o "He allí, allí está", no le creáis.
13:22 Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y maravillas para engañar, de ser posible, a los escogidos.
13:23 Pero vosotros, ¡mirad! Os lo he dicho todo de antemano.
13:24 Entonces en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor.
13:25 Las estrellas caerán del cielo, y los poderes que están en los cielos serán sacudidos.
13:26 Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria.
13:27 Después enviará a sus ángeles y reunirá a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
13:28 De la higuera aprended la parábola: Cuando su rama ya está tierna y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca.
13:29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas.
13:30 De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.
13:31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
13:32 Pero acerca de aquel día o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles en el cielo, ni aun el Hijo, sino sólo el Padre.
13:33 Mirad y velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo.
13:34 Será como el hombre que al salir de viaje dejó su casa y dio autoridad a sus siervos, a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
13:35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa, sea a la tarde, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana;
13:36 no sea que cuando vuelva de repente os halle durmiendo.
13:37 Lo que a vosotros digo, a todos digo: ¡Velad!
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