La paz


“Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9); pero ¿Qué es la paz? Y ¿Qué nos dice la Biblia acerca de ella? Muchos hermanos de la Iglesia aseguran que la paz es uno de los temas centrales en la Biblia, pero no únicamente de la Biblia, sino aun del mundo y de la sociedad que no conoce a Dios; basta con mirar que existe el Premio Nobel de la Paz, que es otorgado a ciertas personas que han procurado la paz entre países o en un mismo país.

Cristo vino a este mundo para librarnos del pecado y poder establecer la paz entre Dios y los hombres, así mismo entre los hombres y sus semejantes para lograr la reconciliación, pues el principio fundamental de la paz es: “…reconciliaos con Dios” que se encuentra en Segunda Carta a los Corintios 5:20 y aun de los versos 18 al 20 nos habla de cómo Cristo fue el intermediario para reconciliarnos con Dios. Por lo antes dicho vemos cómo desde el nacimiento de Jesús un coro de ángeles celestiales le alababa diciendo: “Gloria en las Alturas a Dios, paz en la tierra a los hombres de voluntad” (Lucas 2:14).

La paz es uno de los más grandes anhelos, tanto de los escritores de la Biblia, como de Cristo y sus apóstoles. La paz es fruto del amor, la bondad y la verdad de la predicación y las enseñanzas que se dan en la palabra de Dios, mientras que la guerra es fruto del odio, la envidia y la incomprensión en la que ahora vive el hombre en un camino sin Dios.

“Y éste será nuestra paz…” dice el profeta Miqueas (Miqueas 5:5), pero ¿Quién la traerá? “Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.” (Miqueas 5:2). Esta hermosa profecía ya se ha cumplido con el nacimiento del Mesías, sin embargo, esta paz ha decaído, no por culpa de los evangelizadores o de las mismas escrituras, sino del mundo que ha rechazado el Evangelio de Salvación que ha sido anunciado por el Señor Jesucristo, sus Apóstoles y su Iglesia.

La paz con Dios es indispensable en la vida del hombre, para así transformarse en uno de sus hijos, de esta manera brotara como un fruto que al llegar su debido tiempo fructificara en grande manera trayendo consigo la paz entre las personas, los pueblos y las naciones, así como la paz individual que nos es tan necesaria para superar los conflictos y problemas que la sociedad nos va presentando día a día.

Si nosotros estudiamos, leemos y nos guiamos por la palabra de Dios, lograremos formar parte de los grandes pacificadores de quienes Jesús dijo: “Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9). Procurad, pues, la paz hermanos y el Dios de paz será con nosotros y nos dará la paz y la felicidad.