¡PAZ A VOSOTROS!
SALUDO QUE NOS DA IDENTIDAD

Uno de los principales ordenamientos que de dios recibió el pueblo de Israel, fue que se distinguieran por ser un pueblo singular entre todas las naciones; para ello era necesario mantenerse al margen de cualquier tipo de idolatría, pero sobre todo abstenerse de imitar los usos y costumbres de aquellas gentes a las cuales Dios había desechado y por medio de Israel recibieron su castigo, al ser desterradas de donde vivían; pero Israel no cumplió.

Es así como ese mismo requerimiento, pasa del Pueblo de Israel a La IGLESIA DE DIOS, en el margen de un nuevo pacto con el pueblo de Dios, en el margen de un nuevo Pacto con el Pueblo de Dios; por ello el Apóstol Pedro dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” (1ª de Pedro 2;1)

En razón de lo anterior, es responsabilidad de la Iglesia, trabajar afanosamente para dar cumplimiento al requerimiento de Dios, de ser un pueblo singular, único entre todos los pueblos, a grado tal que como el Señor estableció “…Porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos”, y aun los mismos gentiles dirán, “Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es esta” (Deuteronomio 4:6-9)

Es por ello que surgen en la iglesia, creencias, usos y costumbres, derivados de las leyes, estatutos y mandamientos de Dios, que caracterizan a la Iglesia, que la distinguen, que identifican; entre los cuales están:

La observancia del sábado, como día de reposo; El cumplimiento de la ley de la Alimentación (por lo cual nos abstenemos a comer carnes o alimentos inmundos); El creer que es la tierra y no el cielo, la recompensa de los justos; que el nacimiento de Cristo no fue en diciembre, así como la no celebración de la navidad; La muerte del Señor Jesus en día miércoles y su resurrección en sábado, etcétera.

Cada uno de los señalamientos anteriores, constituye un conjunto de circunstancias que determinan quien y que es una persona y que la diferencian de las demás; a lo cual el diccionario define como IDENTIDAD. Dentro de este contexto de identidad en la Iglesia, existe un punto, que no obstante tener su relevancia, se esta perdiendo en la membresía su uso y aplicación, me refiero al saludo.

Saludar:   “PAZ A VOSOTROS”, es dar continuidad a las buenas costumbres que se han tenido entre los hijos de Dios desde tiempos muy remotos; así saludo Jehová a Gedeón (jueces 6:23); y en Genesis 43:23, DICE QUE ASI FUERON SALUDADOS LOS HERMANOS DE JOSE. Pero lo mas sobresaliente e importante, es que el mismo Señor Jesus, saludo así a sus discípulos: “Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, El se puso en medio de ellos, y les dijo: PAZ A VOSOTROS” (LUCAS 24:36

Es importante señalar que no solamente el Señor y Maestro hizo uso de este saludo, sino que también ordeno a sus discípulos saludar con la Paz; veamos Mateo 10:5-13, que dice: “ A estos doce envió Jesus, a los cuales dio mandamiento , diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis; Mas id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel…Predicad…El reino de los cielos se ha acercado…Sanad a los enfermos…Echad fuera demonios…No aprestéis oro…En vuestras bolsas; Ni alforja para el camino…Mas en cualquier ciudad o aldea donde entrareis, investigad quien sea en ella digno, y reposa allí…Y entrando en la casa saludadla. Y si la casa fuera digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros”.

Una base bíblica más, la tenemos en el Apóstol Pablo, quien en sus mayoría de sus cartas, usa como salutación y aunque como una característica personal usa el término “Gracia” después añade “y Paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo” (Romanos 1:7; 1ª Corintios 1:2,3; 2ª Corintios 1:1-2; Gálatas 1:2-3; Efecios 1:1-2; Filipenses 1:1-2; Colosenses 1:1-2; 1ª Tesalonicenses 1:1; 2ª Tesalonicenses 1:1-2; Filemón 1:1-3) en las siguientes cartas, además de decir gracia y paz añade la palabra “misericordia”: 1ª Timoteo 1:1-2; 2ª Timoteo 1:1-2; Tito 1:4).

El saludo: ¡PAZ A VOS! Es más que un simple formulismo, ya que en él va implícito el deseo que la paz que Dios nos da y que sentimos, la transmitamos a quien saludamos, la cual, como dijo Cristo Jesus, no es la paz que el mundo da (Juan 14:27). Tampoco necesitamos decir: que la pases bien o que tengas un buen día”, ni mucho menos.

El saludo: “QUE DIOS TE BENDIGA”, se ha hecho común en el ámbito evangélico, el cual, aunque pudiera considerarse lógico, no tiene soporte bíblico para ser usado en la iglesia de Dios, y que con su uso, estamos originando la perdida de una identidad muy importante de la Iglesia; sin que esto, se tenga que ver como la conservación de una tradición, sino mas bien como un sello distintivo de nuestra iglesia, pues difícilmente encontraremos a personas o congregaciones fuera de la Iglesia de Dios, que se saluden entre si de esta manera; por esto mismo, si cuidamos y preservamos nuestro característico saludo de PAZ A VOSOTROS O PAZ A VOS( vos, como apocope de vosotros) y lo decimos al encontrar a algún hermano, o también cuando nos despedimos, estaremos manifestando con un uso, que aun en la forma de saludarnos, somos diferentes a las demás gentes, y para nuestro Dios, seguiremos siendo un pueblo singular, con usos y costumbres apegadas a su palabra.

La expresión: ¡Que Dios te bendiga!, Como saludo o simple manifestación de un buen deseo hacia nuestro prójimo, no solamente es una costumbre común en el ámbito “religioso”, también es la frecuente expresión de locutores en los medios de comunicación o personajes del medio artístico.

Aunque hay quienes argumentan que al decir “que Dios te bendiga”, no se esta impartiendo una bendición, sino sencillamente se esta deseando o implorando que Dios le bendiga. Aun bajo este concepto, no se esta procediendo conforme a la palabra de Dios, y si, por el contrario, se esta adoptando en una costumbre gentil.

Tema tomado del: Heraldo de la Biblia 2015

Escrito por el hermano Ministro Eli Ortiz Fuentes

 

 

 

 

 

Enséñame Señor

Estas palabras fueron dichas por muchos personajes a lo largo de la historia bíblica “enséñanos, señor”. El rey David decía: “enséñame, señor, a hacer tu voluntad, enséñame porque tú eres mi Dios” (salmo 143:10, “Enséñame… el camino y lo guardaré… dame entendimiento y guardaré tu ley” (Salmo 119:33-34). Y bien, el Señor nos ha enseñado a buscar el conocimiento de su palabra, a buscar las cosas buenas, nos da albedrio, esto es, que nos permite decir que deseamos hacer, pero nos sugiere que escojamos lo mejor. El Señor ha puesto delante de ti bendición y maldición, y si te convirtieres con todo tu corazón a Dios y obedecieres tú y tus hijos con todo lo que el Señor nos manda, él tendrá misericordia y limpiará tu corazón para que vivas; y si oyeres su voz, el Señor hará abundar la obra de tus manos, y el fruto de tu vientre, y el fruto de la tierra para bien cuando oyeres la voz de Dios para guardar los mandamientos, como nos lo dice Moisés en Deuteronomio 30:2-8 , porque muy cerca de ti está la palabra, hoy tienes la oportunidad de tenerla en tus manos, en tu mente y en tu corazón para cumplirla.

Deuteronomio 30:15 nos dice: “… yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”, la bendición y la maldición, pero el Señor nos recomienda “escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente, que ames a Jehová tu Dios, que oigas su voz, que te allegues a Él, porque Él es tu vida” (Deuteronomio 30:19-20).

En el salmo 32:8 el Señor nos dice “te haré entender y te enseñaré el camino por el que debes andar”, entonces, no debemos preocuparnos cuando no entendemos algo, solamente dejemos que el Señor nos guíe y depositemos toda nuestra confianza en Él, para que crezca nuestra fe.

También hay algo muy importante que el Señor nos recomienda: “clama a mi y te responderé y te ensenaré cosas grandes y dificultosas que tu no sabes” (Jeremías 33:3), nos damos cuenta de que la oración es muy necesaria para poder comprender la palabra de Dios.

Recordemos las palabras dichas a Josué “esfuérzate y se valiente, no temas ni desmayes”, entonces, también nosotros debemos esforzarnos por estudiar, analizar, y retener la enseñanza; para que no seamos hombres faltos de entendimiento debemos ser constantes en el estudio y en la oración, que nos ayudarán a hacer obras dignas ante nuestro Dios. Sabemos que en nuestra vida habrá adversidad, pero no debemos temer, ya que el Señor será con nosotros y así no desmayemos ante las pruebas o tropiezos.

A Josué se le dijo: solamente esfuérzate, y cuida de poner la ley por obra, no te apartes de ella para que seas prosperado en todo lo que emprendieres, que la ley no se aparte de tu boca, antes medita en ella de día y de noche, para que la guardes y hagas conforme a lo que está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. (Extractos de textos de Josué 1: 7-8)

También el señor nos enseña en Lucas 10: 38-42 la historia de dos mujeres, cuando entró a una aldea con una mujer llamada Marta, la cual lo recibió en su casa y esta tenía una hermana llamada María, quien se sentó a los pies del Maestro y escuchaba atentamente su palabra, mientras Martha, se ocupaba en sus quehaceres y en muchas otras cosas. Después de ver esto, Marta reclama al maestro y le dice “¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude”, respondiendo el Maestro le dice “Marta, Marta, cuidadosa estas, y con muchas cosas estás turbada: empero una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada”. Si reflexionamos un poco en esta lectura nos damos cuenta de que María escogió servir a Dios.

El Señor nos pide entonces que cuidemos el tesoro que ha entregado en nuestras manos, y es por eso cuando clamemos a Él, digamos así:

“ENSEÑAME A HACER TU VOLUNTAD PORQUE TU ERES MI DIOS”

Salmo 143: 10

La paz


“Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9); pero ¿Qué es la paz? Y ¿Qué nos dice la Biblia acerca de ella? Muchos hermanos de la Iglesia aseguran que la paz es uno de los temas centrales en la Biblia, pero no únicamente de la Biblia, sino aun del mundo y de la sociedad que no conoce a Dios; basta con mirar que existe el Premio Nobel de la Paz, que es otorgado a ciertas personas que han procurado la paz entre países o en un mismo país.

Cristo vino a este mundo para librarnos del pecado y poder establecer la paz entre Dios y los hombres, así mismo entre los hombres y sus semejantes para lograr la reconciliación, pues el principio fundamental de la paz es: “…reconciliaos con Dios” que se encuentra en Segunda Carta a los Corintios 5:20 y aun de los versos 18 al 20 nos habla de cómo Cristo fue el intermediario para reconciliarnos con Dios. Por lo antes dicho vemos cómo desde el nacimiento de Jesús un coro de ángeles celestiales le alababa diciendo: “Gloria en las Alturas a Dios, paz en la tierra a los hombres de voluntad” (Lucas 2:14).

La paz es uno de los más grandes anhelos, tanto de los escritores de la Biblia, como de Cristo y sus apóstoles. La paz es fruto del amor, la bondad y la verdad de la predicación y las enseñanzas que se dan en la palabra de Dios, mientras que la guerra es fruto del odio, la envidia y la incomprensión en la que ahora vive el hombre en un camino sin Dios.

“Y éste será nuestra paz…” dice el profeta Miqueas (Miqueas 5:5), pero ¿Quién la traerá? “Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.” (Miqueas 5:2). Esta hermosa profecía ya se ha cumplido con el nacimiento del Mesías, sin embargo, esta paz ha decaído, no por culpa de los evangelizadores o de las mismas escrituras, sino del mundo que ha rechazado el Evangelio de Salvación que ha sido anunciado por el Señor Jesucristo, sus Apóstoles y su Iglesia.

La paz con Dios es indispensable en la vida del hombre, para así transformarse en uno de sus hijos, de esta manera brotara como un fruto que al llegar su debido tiempo fructificara en grande manera trayendo consigo la paz entre las personas, los pueblos y las naciones, así como la paz individual que nos es tan necesaria para superar los conflictos y problemas que la sociedad nos va presentando día a día.

Si nosotros estudiamos, leemos y nos guiamos por la palabra de Dios, lograremos formar parte de los grandes pacificadores de quienes Jesús dijo: “Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9). Procurad, pues, la paz hermanos y el Dios de paz será con nosotros y nos dará la paz y la felicidad.

La oración que llega hasta la habitación de Dios

Hay momentos en nuestra vida en que oramos con tanta deprecación que nuestra oración es oída en el cielo. En aquellos días antiguos hubo motivos tan grandes, los cuales hicieron que los sacerdotes y levitas de Israel elevaran su voz al cielo, ‘y la oración llegó a La habitación de su santidad, al cielo”. Así dice el segundo libro de las Crónicas, Cap. 30:27. Continuar leyendo “La oración que llega hasta la habitación de Dios”